Pedro J. Torres: Errores en la educación emocional pesan en desarrollo de la obesidad infantil

El problema de la obesidad y el sobrepeso es un fenómeno de origen multifactorial en el cual intervienen elementos como la herencia, la falta de información y hábitos de vida insanos como el sedentarismo y una alimentación inadecuada, entre otros; usualmente, al enfrentar el problema del peso excesivo se hace hincapié en estos últimos factores, es decir, la atención se enfoca básicamente en suministrar información nutricional, combatir el sedentarismo y fomentar el consumo de alimentos saludables. Esta estrategia es bastante beneficiosa, pero no es suficiente. La Fundación Torres-Picón comparte y se solidariza con esta mirada preventiva hacia el tema de la obesidad infantil y la educación emocional.

Pedro J. Torres, con el ex presidente de México Felipe Calderón; ambos en favor de la cultura por la vida sana.

Un aspecto sumamente importante para comprender más ampliamente el problema y hacerle frente con mayor efectividad es el elemento psicosocial y sociofamiliar, especialmente en el caso de la obesidad infantil; si este aspecto se ignora o no es atendido correctamente se pone en gran riesgo el éxito de cualquier esfuerzo exclusivamente educativo y nutricional que pretenda prevenir o tratar esta condición. Por esta razón, además de dar información, promover la adopción de hábitos alimenticios saludables y estimular el ejercicio físico, es imprescindible ofrecer igualmente educación emocional, tanto para los niños como para sus padres y maestros.

Cuando uno o ambos padres son obesos, el riesgo de que el niño llegue a convertirse en un adulto obeso se duplica, no sólo como consecuencia de la educación nutricional y los hábitos de salud que aprende en el hogar, sino también y en forma muy especial por la formación emocional que sus padres le inculcan.

Una costumbre muy común en muchas familias es que los padres utilizan los alimentos, muy especialmente las golosinas, como una forma de recompensa para los niños cuando manifiestan ciertas conductas “buenas” y privándolos de ellas cuando “se portan mal”; esta práctica convierte a los alimentos en una especie de gratificación emocional, la cual se refuerza cada vez que los padres repiten este esquema ante cualquier comportamiento del niño; el resultado es que el pequeño no conseguirá distinguir la verdadera sensación del hambre de otras sensaciones internas, asociando el bienestar emocional con el acto de comer, lo que más adelante lo impulsará a calmar con comida cualquier sensación de necesidad.

De esta manera la obesidad o el sobrepeso, más que un síntoma, se convierte en un estado natural, una conducta adaptativa constantemente reforzada en la medida que protege al individuo de angustias y sentimientos de carencia.

Tomando esto en cuenta, la escuela se presenta como una excelente alternativa para ofrecer al niño una adecuada “educación emocional” que le facilite al niño el adquirir herramientas y elementos que le ayuden a controlar sus impulsos emocionales y a desarrollar mecanismos de gratificación diversos y adaptados a sus necesidades. Del mismo modo, la institución educativa puede ofrecer talleres para padres y maestros que les permitan conocer los mecanismos psicosociales que desencadenan el desarrollo de la obesidad y el sobrepeso.

En un contexto más amplio, si una sociedad se ha adaptado a vivir en circunstancias precarias durante una o más generaciones, período en el que generalmente la norma es un elevado porcentaje de desnutrición, el mejoramiento de las condiciones de vida puede provocar un vuelco, haciendo que la desnutrición sea sustituida por altas tasas de sobrepeso u obesidad. En tales casos, algunos opinan que podría existir una forma de herencia filogenética o psicosocial de las penurias sufridas por los padres y abuelos, por la cual el alimento se convierte en un símbolo de abundancia y superación, y de este modo pasa a ser una forma inmediata de gratificación por los esfuerzos que implica enfrentar los problemas y preocupaciones del presente.

Con este enfoque o mirada, cooperan y aportan sus opiniones muchos especialistas y expertos.

Desde la Fundación Torres-Picón, dedicada a la prevención en salud, así como a compartir información relevante relacionada con el problema de la obesidad entre niños y jóvenes, se comparten dichas opiniones expertas. Pedro J. Torres, su principal directivo y fundador, subraya la importancia de ser prudentes, considerar las recomendaciones y principalmente acudir a los profesionales de la salud para tratar la obesidad; no obstante recalca que todos podemos hacer parte de este esfuerzo preventivo global, especialmente los educadores y los padres, orientando a los hijos y “predicando con el ejemplo de una vida sana y sin excesos”.

La Fundación Torres-Picón recuerda que a más joven se tiene sobrepeso o se es obeso, peor es el efecto en pérdida de años respecto a la expectativa de vida. “Debemos profundizar y enseriar aún más la lucha internacional por prevenir y controlar la obesidad”.

GF/EDC

Categoria: 


from Informe21.com - Salud y bienestar http://ift.tt/2oNJS5F