Siempre gusta acumular seguidores en redes sociales pero, ay, no faltan los perfiles que no nos hacen demasiada gracia. Tomar decisiones al respecto genera recelo en primer término por aquello de la incomodidad de que acaben por darse cuenta, si bien en ocasiones surge el impulso y el cuerpo lo pide. En Instagram hay dos posibilidades: eliminar y bloquear.
Antes de explicar los sencillos pasos, cabe indicar que por cuestiones de seguridad y tranquilidad lo preferible es tener una cuenta privada, ya que permite poner coto en lo relativo a quiénes pueden ver lo que compartimos.
Si nuestro perfil de Instagram es privado, para eliminar a ese contacto molesto, tenemos que ir al apartado ‘Seguidores’ en la parte superior de la pantalla. Como es de rigor, nos saldrá la lista completa. Una vez hayamos localizado al usuario sentenciado, pulsamos en los tres puntitos (en disposición horizontal en iOS y en vertical en Android) que figuran a su derecha, tras lo que le damos a la opción ‘Eliminar’.
Esta acción entraña discreción en el sentido de que al eliminado no le llegará una notificación con la ‘buena’ noticia. Para que alguien deje de seguirnos, una medida más contundente es la de bloquearlo. La ruta resulta idéntica a la del caso anterior (ir a los mágicos tres puntitos…), con el matiz de que también se contempla para las cuentas públicas.
El bloqueado tampoco recibirá notificación alguna. Instagram subraya que esta persona no podrá encontrar ni nuestro perfil ni las publicaciones ni las historias. Eso sí, sus comentarios y sus ‘me gusta’ continuarán en nuestras fotos y vídeos. El sistema da la opción aparte de eliminar los primeros.
La contrapartida de las opciones de bloquear y eliminar reside en que, si el ‘ajusticiado’ es de los que curiosea mucho, tarde o temprano se percatará del asunto. No obstante, salvo que tengamos un vínculo real con él, la incomodidad terminará ahí.
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