Sesenta mil personas se congregaron en el estadio Cuscatlán de San Salvador para celebrar la victoria de Funes. El presidente nicaragüense recordó que en dicho país fue asesinado Oscar Arnulfo Romero, y “si asesinaron a Romero, nosotros somos así de pequeñitos al lado de esa inmensa figura espiritual”.
Unas 60 mil personas se congregaron en el estadio Cuscatlán de San Salvador, para escuchar al recién juramentado presidente Mauricio Funes, quien ofreció un discurso ante los ciudadanos que le dieron la victoria en las elecciones del pasado 15 de marzo. En el lugar, diferentes jefes de Estado como Rafael Correa realizaron sus intervenciones, así como el canciller venezolano, Nicolás Maduro.
Pero el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, también dio un discurso llamando a la unidad, y explicando las razones por las cuales el Presidente venezolano, Hugo Chávez, y el Presidente Boliviano, Evo Morales, no acudieron a la cita: razones de seguridad.
Chávez vendría junto a Evo Morales, viajando desde Venezuela hacia San Salvador. Pero “por estrictas razones de seguridad sobre las cuales no vamos a entrar en detalles, el Presidente Chávez no está ni estuvo por la mañana, ni está esta tarde con nosotros”, explicó Ortega. Reiteró, sin embargo, el “extraordinario amor” de Chávez al pueblo salvadoreño.
Ortega explicó que sí llegó a acudir al acto en el estadio Cuscatlán porque “nosotros, como estamos más cerca, de Managua a San Salvador, estuvimos coordinando aspectos de seguridad hasta que, finalmente, nos vinimos en horas del mediodía”. El nicaragüense no estuvo presente en la toma de posesión de Mauricio Funes.
Continuó Ortega: “Y no es que queramos descalificar a los aparatos de seguridad e inteligencia del Ejército de El Salvador, pero es que… ¿cuántas tragedias? Aquí, en este país, se derramo la sangre de un sangre, de un martir: Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Y si asesinaron a Romero, ¡nosotros somos así de pequeñitos al lado de esa inmensa figura espiritual!”, dijo mientras era vitoreado por el público.
Romero fue asesinado por un francotirador el 24 de marzo de 1980, de un disparo al corazón mientras se aprestaba a conducir una misa. Una comisión de la verdad acusó a Roberto d’Aubuisson (fundador del Partido ultra conservador ARENA, derrotado en las pasadas) y al capitán Álvaro Saravia de ser los responsables del asesinato.
Previamente, en la mañana se efectuó el acto oficial que contó con la presencia de mandatarios latinoamericanos, entre ellos la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; de Colombia, Álvaro Uribe Vélez; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Ecuador, Rafael Correa; y de Nicaragua, Daniel Ortega, entre otros. No obstante, el mandatario recién juramentado convocó a los salvadoreños al estadio Cuscatlán, situado en la capital de El Salvador, para reunirse con ellos y manifestar sus primeros planes gubernamentales.
Según el reporte de Venezolana de Televisión (VTV), la celebración se convirtió en un acto sin precedentes, debido a que es la primera vez en la historia de ese país en que se traspasa el mando a un gobierno de izquierda.
El vocero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y vicepresidente del Legislativo, Sigfrido Reyes, indicó que se decidió hacer una celebración paralela en el referido estadio, ya que en la oficial no hubo espacio suficiente para albergar a la ciudadanía salvadoreña. Para el político de izquierda esta fiesta será auténtica, pues significa la oportunidad de escuchar las palabras de Funes, luego de su juramentación, ocurrida a primeras horas de este lunes.
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