No cabe duda de la gran obsesión que pueden presentar muchas personas a la hora de perder peso; muchos, incluso, llegan a perder la cabeza.
En términos generales, existen muchas alternativas diferentes para conseguir tal objetivo, aunque las más comunes son las dietas.
Con base en estas, no cabe ninguna duda sobre el sinfín de posibilidades abiertas para todo tipo de personas.
Prácticamente todos los alimentos ofrecen alguna opción, las cuales se tornan interesantes y siempre saludables. A pesar de ello, algunas llegan a ser lo que no parecen.
Teniendo en cuenta los efectos de la alimentación dentro del organismo cabe resaltar que no todo lo ingerido aporta nutrientes y energía.
En ese orden de ideas, debemos optar por una alimentación sana, balanceada y sin excesos.
Sin duda alguna, no se trata de comer por comer o, simplemente, dejar de hacerlo.
Disminuir lo sobrante del organismo es mucho más complejo y, aunque la dieta desempeña un papel fundamental, siempre debe acompañarse de actividad física y otro tipo de factores positivos para el organismo.
Cuando esto no se lleva de una manera acorde, lo más probable es regresar a la medida indeseada; en pocas palabras, el esfuerzo se va a la basura.
Sin embargo, el principal problema a la hora de bajar de peso con base en la dieta son las malas elecciones.
¿Cómo diferenciar una dieta adecuada de una inadecuada?
El sinfín de alternativas a la hora de elegir una dieta para perder peso es enorme; no obstante, estas pueden no ser del todo adecuadas, al menos, unas más que otras.
De entrada no estamos sugiriendo evitar las dietas, pero sí, aprender a diferenciar cuáles aportan de forma verdadera al objetivo principal mencionado en el artículo y cuáles definitivamente no sirven para nada.
A continuación exponemos las diferencias considerable entre una dieta sana y una no saludable:
Dieta sana o saludable
Ayuda a saciar el organismo.
Contiene variedad de alimentos.
Se basa en los gustos de cada persona.
Contribuye a la pérdida de peso, paso a paso; de manera paulatina.
Dieta insana o no saludable
No sacia al organismo.
Se centra en un solo alimento (falta de equilibrio).
Es considerada ‘milagrosa’ o ‘exitosa’.
Afirma que ayuda a perder peso de forma rápida.
La ingesta calórica es insuficiente.
Dietas peligrosas para el organismo
A nivel mundial, tanto la comunidad médica como la nutricional han evaluado diversas dietas destinadas para perder peso.
Con base en los resultados obtenidos, han determinado las más peligrosas para el organismo.
Estas son algunas de ellas.
1. La dieta detox o depurativa
Esta hace parte de las reconocidas ‘dietas del ayuno’. El objetivo de este tipo de dieta es la pérdida de peso, el aporte de energía y la sensación de bienestar. Hasta ahí, todo muy bien.
El problema yace en la abstención alimenticia, principal razón de ser de esta, y que puede provocarnos carencias nutricionales.
Con el fin de desintoxicar el cuerpo, la dieta detox sugiere alimentarse unos días con agua, zumos o sopas de verduras.
2. La dieta Dukan
La dieta dukan
Este tipo de dieta se compone de cuatro fases, las cuales dependen del peso que se desea perder.
Su principal característica es el alto contenido proteico de la misma.
Primera fase: alimentos ricos en proteínas durante 10 días.
Segunda fase: alimentos ricos en proteínas y verduras de manera alterna.
Tercera fase: se estabiliza el peso y se permiten alimento ricos en carbohidratos.
Cuarta fase: alimentos balanceados (comer con normalidad).
Dicho exceso representa enorme riesgo para los riñones y el hígado, por lo que no se recomienda de ninguna manera.
3. La dieta de Atkins
Con respecto a este tipo de dieta, las cosas se asemejan un poco a la mencionada antes (Dukan).
En este sentido, se permite la ingesta de alimentos bajos en carbohidratos; por el contrario, se recomiendan los lípidos y las proteínas.
Muchos señalan esta dieta como la más balanceada de todas, ya que se compone, entre otros alimentos, de:
Huevos
Carnes rojas
Pescado
Mantequilla
Aceite
Quesos
No obstante, la comunidad médica sugiere que el exceso de proteínas y lípidos hace daños avanzados al organismo.
Estos no solo influyen en los niveles del colesterol, sino que los riñones y el hígado también tienden a sufrir las consecuencias.
Fuente: Mejorconsalud.
AJV
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