Las recientes filtraciones de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. han alertado a muchos europeos por las constantes e inquietantes violaciones de la intimidad que sus propios Gobiernos autorizaron y de las que posiblemente se beneficiaron.
Así lo declaró en una entrevista concedida a RT el director ejecutivo del grupo Open Rights, Jim Killock.
Después de que Edward Snowden, un ex técnico de la CIA que luego fue contratado por la NSA, divulgara documentos clasificados que revelan la vigilancia estadounidense invasiva e indiscriminada a ciudadanos tanto suyos como extranjeros, personas de distintos países quieren saber si algún programa similar los está supervisando.
Algunos legisladores europeos ya han expresado en público su desaprobación por el modo de actuar estadounidense. Así Jann Philipp Albrecht, un político alemán y eurodiputado denunció ante el Parlamento Europeo que "la vigilancia masiva no es lo que queremos".
Killok admite que hay mucho descontento público, pero Gobiernos como el británico parecen totalmente satisfechos con lo que está pasando. Así, William Hague "se sacó de encima todas las preocupaciones existentes diciendo que los británicos no hicieron nada ilegal" para inquietarse y "toda la información que los estadounidenses hayan compartido con ellos se había hecho de conformidad con las leyes pertinentes".
Mientras exista la Constitución de EE.UU. en su redacción actual, afirma Killok, el problema perdurará. Es que conforme a su texto, las autoridades de ese país "no aplican ningún derecho a la intimidad de los ciudadanos no estadounidenses. Alegan que, esencialmente, cualquier persona extranjera puede ser sometida a espionaje si hay intereses naturales en actuar así".
"...Si usted es extranjero, entonces el Gobierno estadounidense cree que tiene el derecho a espiarle"
"Así –adelanta– si se trata de un negocio que compite con los negocios estratégicos americanos, o alguien que protesta contra la política exterior americana, o un periodista que lanza una historia semejante a la del PRISM, si usted es extranjero, entonces el Gobierno estadounidense cree que tiene el derecho a espiarle".
Para los británicos, confesó el experto, es inquietante también que su propio Gobierno "se apoye en los laureles de los estadounidenses". Piensan, dice, que tienen una estrecha relación con los norteamericanos, se benefician de la inteligencia que consiguen de ellos y por eso no hace falta 'mover la jaula demasiado'.
Killok cree que este no es el caso del Ejecutivo de Alemania o muchos otros Gobiernos europeos que son más respetuosos con sus leyes y el derecho a la intimidad de sus ciudadanos, y se ven molestos por lo que los estadounidenses hacen. Los alemanes, dice, "cuando averiguaron que a ellos les espían desde EE.UU. más que a otros países europeos, por supuesto se pusieron muy perturbados y enfadados".
Así lo declaró en una entrevista concedida a RT el director ejecutivo del grupo Open Rights, Jim Killock.
Después de que Edward Snowden, un ex técnico de la CIA que luego fue contratado por la NSA, divulgara documentos clasificados que revelan la vigilancia estadounidense invasiva e indiscriminada a ciudadanos tanto suyos como extranjeros, personas de distintos países quieren saber si algún programa similar los está supervisando.
Algunos legisladores europeos ya han expresado en público su desaprobación por el modo de actuar estadounidense. Así Jann Philipp Albrecht, un político alemán y eurodiputado denunció ante el Parlamento Europeo que "la vigilancia masiva no es lo que queremos".
Killok admite que hay mucho descontento público, pero Gobiernos como el británico parecen totalmente satisfechos con lo que está pasando. Así, William Hague "se sacó de encima todas las preocupaciones existentes diciendo que los británicos no hicieron nada ilegal" para inquietarse y "toda la información que los estadounidenses hayan compartido con ellos se había hecho de conformidad con las leyes pertinentes".
Mientras exista la Constitución de EE.UU. en su redacción actual, afirma Killok, el problema perdurará. Es que conforme a su texto, las autoridades de ese país "no aplican ningún derecho a la intimidad de los ciudadanos no estadounidenses. Alegan que, esencialmente, cualquier persona extranjera puede ser sometida a espionaje si hay intereses naturales en actuar así".
"...Si usted es extranjero, entonces el Gobierno estadounidense cree que tiene el derecho a espiarle"
"Así –adelanta– si se trata de un negocio que compite con los negocios estratégicos americanos, o alguien que protesta contra la política exterior americana, o un periodista que lanza una historia semejante a la del PRISM, si usted es extranjero, entonces el Gobierno estadounidense cree que tiene el derecho a espiarle".
Para los británicos, confesó el experto, es inquietante también que su propio Gobierno "se apoye en los laureles de los estadounidenses". Piensan, dice, que tienen una estrecha relación con los norteamericanos, se benefician de la inteligencia que consiguen de ellos y por eso no hace falta 'mover la jaula demasiado'.
Killok cree que este no es el caso del Ejecutivo de Alemania o muchos otros Gobiernos europeos que son más respetuosos con sus leyes y el derecho a la intimidad de sus ciudadanos, y se ven molestos por lo que los estadounidenses hacen. Los alemanes, dice, "cuando averiguaron que a ellos les espían desde EE.UU. más que a otros países europeos, por supuesto se pusieron muy perturbados y enfadados".
Comentarios: