Siempre, desde aquellos días en que andaba yo de monaguillo en la humilde iglesia de Sabaneta, cuando comenzaba la tempestuosa década de los años 60 del siglo pasado, fue conquistado mi espíritu por el latigueante y flamígero verbo de Jesús, el Cristo Redentor de los pueblos oprimidos.
Me pareció desde entonces tan emocionante el Sermón de la Montaña y su promesa de justicia para los pobres de la tierra.
La Mamá Rosa nos hablaba del "dos mil y más", como una era futura en la que, o la humanidad toma definitivamente el camino señalado por Cristo de vivir entre iguales y como hermanos, o por el contrario "se acabaría el mundo".
Qué lejos estuvo Rosa Inés Chávez de haber leído alguna vez los discursos y las tesis de aquella otra Rosa, a la que Clara Zetkin llamó "la espada viviente de la revolución", Rosa Luxemburgo.
Pero al propio tiempo, cuán cerca estuvo mi Mamá Vieja del pensamiento de esa gran mujer revolucionaria, condensado de una manera magistral en su frase legendaria: ¡¡Socialismo o barbarie!! Cristo expulsó a los mercaderes del templo y desnudó con su palabra santa a los fariseos hipócritas "que limpian su copa por fuera escondiendo el sucio que tienen por dentro".
Tal cual ha ocurrido, una vez más, con estos llamados dirigentes de la oposición venezolana en el condenable hecho reciente de la profanación a la Sinagoga.
Junto a un conjunto de medios de comunicación que perdieron definitivamente su propia naturaleza para convertirse en actores político-partidistas, se lanzaron una vez más, de una manera absolutamente irreflexiva a señalar al Gobierno y a la Revolución como los culpables de tal hecho criminal.
Alguno de ellos rozó los límites de la piedra filosofal, llegando casi a descubrir la tan ansiada fórmula del agua tibia, cuando explicó al país que no había ninguna duda acerca de la autoría del ataque, pues el había descubierto una prueba concluyente: ¡¡las pintas dejadas en las paredes son de color rojo, el mismito color de los bolivarianos!! En fin, la metralla opositora, dentro y fuera del país, no descansó un segundo en su bombardeo contra la Revolución.
Pero, como reza el dicho: "al inocente nunca le falta Dios". Además, el Gobierno Revolucionario y sus cuerpos de investigación actuaron rápido y con una gran eficiencia, en medio de la guerra mediática.
Y ahora, cuando hemos capturado a once personas y los principales responsables del crimen están convictos y confesos, habiéndose conseguido innumerables pruebas en el mismo lugar de los hechos y en los allanamientos realizados, cuando se ha comprobado la complicidad interna con la activa participación de uno de los vigilantes de la Sinagoga, entonces aquellos "dirigentes" y "defensores de la libertad", "valientes protectores del templo", comienzan a hacer piruetas y se vuelven todo un etcétera, tratando de explicar sus teorías; en fin, son capaces de decir cualquier cosa, pero son incapaces de retractarse.
¡¡Fariseos hipócritas!! Tengo aquí en mi mesa varios reportes de la sala situacional que coordina Reyes Reyes. Revisando los detalles, me doy cuenta cómo ha venido avanzando el Doble Ataque Blindado, en la recta final hacia el 15 de febrero.
A través de mis líneas quiero felicitar a esa tremenda tropa élite constituida por las patrullas y los comités por el Sí, a sus jefes y coordinadores, patrulleros y misioneros. Especial mención deseo hacer a las muy valientes mujeres bolivarianas, o como muchas prefieren llamarse: ¡Las mujeres chavistas! También la formidable fuerza de la juventud está jugando su papel de vanguardia, de sublime nervio motor dentro de la masa popular que debe continuar moviéndose con el ímpetu del huracán.
Nuestro partido, el PSUV, así como los partidos aliados, el PCV, el PPT, el MEP, la UPV... todos debemos marchar unidos, redoblando el paso rumbo a la victoria.
Hoy por cierto, es 12 de febrero y el grito de batalla del gran revolucionario José Félix Ribas, aquel joven jacobino del gorro frigio, sigue tronando desde el valle donde se levanta La Victoria, esa ciudad heroica: "No podemos optar entre vencer o morir. Necesario es vencer".
Celebremos pues, muchachos y muchachas, este Día de la Juventud como debe ser, desplegados en batalla, ajustando la maquinaria, convenciendo a los indecisos, convocando a todos a la jornada memorable.
¡¡Para continuar conquistando la Independencia!! ¡¡Para continuar construyendo la patria socialista!! ¡¡Para continuar convirtiendo a Venezuela en un país-potencia!! Hoy es jueves 12. Sólo faltan dos días.
Echemos el resto, con alegría, con júbilo, con mucha inteligencia, con mucha pasión patria.
El domingo 15, muy temprano, tú hombre, tú mujer, tú joven venezolano, tienes junto conmigo, una cita con el futuro.
Te llamo desde mi corazón,como dice la canción: "Yo te esperaré en aquel lugar".
No me falles, que yo no te fallaré...
Tú sabes que yo, soldado tuyo, vivo por ti y para ti.
¡Sí, señor... Venceremos!
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